Thomas Thesleff
En su juventud Thomas Thesleff soñó con trabajar un día al servicio de su Alma Mater como docente o investigador en el campo de la Historia. Sin embargo, las circunstancias variaron con rapidez, y finalmente los vientos de la vida le llevaron al mundo económico. No fue una elección difícil en sí, porque la formación universitaria le había dotado con una buena cultura general, que es útil en todas partes y todos los campos. Ciertamente, su padre Holger, catedrático, ha dado a entender que Thomas es “más bien civilizado que erudito”, cualidad que, por otra parte, le parece sumamente importante hoy, en un mundo en constante cambio. Hay que agarrarse sin miedo a las oportunidades, que se presentan una vez y no se repiten: “Humani nil a me alienum puto”. Precisamente por esto el humanista siempre tiene su lugar en el mundo.