Matti Sintonen, que se doctoró en Filosofía Teórica en 1984, siempre tuvo claro qué carrera elegir. La lectura de la tesis dejó una memoria imborrable también en la generación siguiente: “Todavía años después de la lectura mi hija Kaarina, que tenía entonces cuatro años, recordaba cada vez que pasábamos por delante del edificio principal de la Universidad: ‘es allí donde papá leyó la tesis’. El tema salió también el primer día de la guadería: la educadora propuso que los niños se presentaran y dijeran lo que hacen sus padres. Para Kaarina, la profesión de su padre no supuso problema alguno y dijo con su vocecita clara: ‘papá es doctol’. Pero cuando la educadora preguntó por la madre, la niña se quedó perpleja por un momento, hasta que recordó: ‘¡Mamá tlabaja!’”.