Las experiencias más entrañables de mi trayectoria universitaria son aquellas que tienen que ver con ciertos actos festivos. Recuerdo el magnífico ambiente del Acto de Graduación de Doctores de la Facultad de Filosofía y Letras (más tarde Facultad de Humanidades) del año 2000, que ese año fue particularmente solemne. La cena festiva del acto, celebrada en la Casa Finlandia, fue una experiencia maravillosa gracias a la encantadora compañía de mesa: tuve el placer de estar en la misma mesa con los profesores Kalevi Riikonen y Yrjö Engeström y sus respectivas esposas, y con un doctor honoris causa norteamericano, cuyo nombre ya he olvidado.

Otra memoria hermosa es de la conferencia que di en el acto de toma de posesión del cargo en 2003: me quedé impresionada al ver entre el público al presidente ya jubilado del Supremo Tribunal Administrativo. Probablemente la causa por la que honró el acto con su presencia es que casi veinte años antes había sido alumno mío en un curso nocturno de francés organizado por el Ayuntamiento de Helsinki. ¡Quién sabe!